
Las pérdidas. ¿Cuándo conviene consultar al psicólogo?
Hay circunstancias de la vida que nos interpelan: la muerte de un ser querido, el diagnóstico de una enfermedad terminal, un embarazo trunco, o la pérdida de nuestra fuente laboral. Son situaciones que desencadenan en nosotros intensos sentimientos de tristeza y de impotencia, asociados frecuentemente a episodios de angustia y a temores acerca del futuro.
Ante esas situaciones de pérdida, se produce un intenso shock emocional, asociado frecuentemente a vivencias de mayor vulnerabilidad, sentimientos de desamparo y de inseguridad. Inicialmente, es como que no podemos creer lo que nos está sucediendo, hay como un sentimiento de “esto no es real”, “no me puede estar pasando esto a mí”.
La sensación es como que no lo podemos entender.
Buscamos inútilmente los “por qué” de una situación que nos resulta injusta e incomprensible.
Luego vienen las preguntas acerca de “¿por qué a mí?”, y “¿por qué justo ahora?”, como si lo racional pudiera traernos algún consuelo ante una situación devastadora. La desazón impregna nuestro presente y nos permite vislumbrar que nuestros proyectos de futuro se verán atacados.
Lo que había proyectado para mí, ya no se cumplirá. Tendré que hacer un proceso de duelo, para ir aceptando una realidad imprevista y demoledora, que se ha llevado parte de mis ilusiones y de mis planes de futuro. Aceptando, también, que ya las cosas no serán como antes, ni tampoco lo seré yo.
Surgen frecuentemente el insomnio, la irritabilidad, los cambios intempestivos de humor, y el desinterés por participar de actividades que antes disfrutaba. Es posible que no me sienta con ánimo de estar en reuniones sociales, ni de recibir visitas. Quizás por unos días no quiera salir del cuarto, o de mi cama, sino refugiarme allí. Puede ser, incluso, que no sienta apetito, y que mi familia se preocupe porque no me alimento.
Déjame decirte que, si bien estas reacciones son esperables en las primeras instancias de un duelo, pueden transformarse en patológicas cuando la persona no logra salir de esa situación. Estos estados pueden ser el inicio de un cuadro depresivo, cuya profundidad y malestar se agudizarán en tanto no se reciba el apoyo profesional adecuado.
La psicología puede brindarte la contención y herramientas necesarias para ayudarte a transitar este momento difícil de un modo más saludable y con menores secuelas emocionales en el futuro.